martes, 22 de enero de 2013

Carta del Delegado de Misiones con motivo de la Jornada de la Infancia Misionera 2013

JORNADA DE INFANCIA MISIONERA 2013
“CON LOS NIÑOS DE EROPA… ACOGEMOS A TODOS COMO JESÚS” 

“Con los niños de Europa…” Es la última estación del recorrido que están haciendo los niños de Infancia Misionera por los cinco continentes: Asia (2009), con el lema: “Con los niños de Asia… buscamos a Jesús. Al año siguiente, 2010, fue en compañía de los niños de África cuando vivieron la experiencia del encuentro con el Señor. Una vez que lo encontraron, se decidieron a seguirlo, pero no solos, sino en compañía de los niños de Oceanía, allá por 2011. El grupo se iba incrementando, hasta el punto de vivir, entre todos, la alegría de compartir la vida con el Maestro. Llegó el momento, en 2012, de hablar de Jesús en unión con los niños de América. Finalmente, en este 2013, los niños de Infancia Misionera invitan a los de Europa para formar una familia con Jesús y, para ello, se les propone como lema “Con los niños de Europa… acogemos a todos como Jesús”. 

Los niños de Infancia Misionera han conseguido dar la vuelta al mundo en un tiempo récord, cinco años. Y así, acompañando a los niños por el mundo en estos cinco años, hemos completado un gran recorrido, el de la iniciación de los niños a la fe. Agradecemos esta propuesta de Infancia Misionera en España, que nos ha ofrecido un precioso itinerario de iniciación cristiana que tiene su origen y fin en Jesucristo, al que hay que conocer, celebrar, vivir y hacerse su amigo para compartir la vida. Nos ha ofrecido la pedagogía auténtica, la de la fe, que hace del Evangelio, entregado a los niños, el mejor de los libros, la mejor guía, el único material posible. Nos ha dado loa posibilidad de confiar en la infancia y de crear esa hermosa comunidad de niños ilusionados por el proyecto misionero.

Las agencias de noticias son persistentes en la denuncia de situaciones de la infancia en muchos países. Sirva como muestra los siguientes datos sobre la “no existencia” de los niños en África, aportados en un foro organizado por Unicef, del que informa la agencia “Fides”: “Nacen, viven y mueren, pero no consta que hayan existido nunca: todavía más de la mitad de los niños africanos no resultan inscritos en el registro civil en su nacimiento, por lo que carecen de cualquier derecho, resultando ciudadanos que “no existen”. Según los cálculos realizados, en una zona rural pobre, donde la gente vive con menos de 1 dólar al día, un residente debería pagar 25 dólares para registrar el nacimiento del propio hijo en un centro urbano y obtener el certificado. 

Estos hechos no son un fenómeno aislado o exclusivo del continente africano. Desgraciadamente se dan en el mundo entero, bajo fórmulas distintas. A modo de ejemplo, miremos a América Latina, donde nos sorprende noticias preocupantes. En Ecuador 15.000 niños trabajan como verdaderos ambulantes en las calles de la ciudad. De ellos, el 63% emplean más de 40 horas a la semana hasta recaudar entre 100 y 1800 dólares al mes, que han de entregar a los explotadores. En países supuestamente más desarrollados del continente americano, como es el caso de Brasil, un millón de niños entre 10 y 14 años son trabajadores-mendicantes, mientras que en Chile la violación doméstica aumentó en el año 2011 un 8% y el asesinato de los menores, un 33%. 

Es la hora de los niños: La Obra Pontificia de la Infancia Misionera sigue alentando el compromiso misionero de los niños que desean colaborar con sus objetivos. 

Hoy más que nunca los niños del mundo necesitan unos de otros. Ellos pueden sentir la necesidad de apoyarse y ayudarse. Es cierto que no pueden eliminar el sufrimiento de quienes padecen la marginación y el hambre, pero pueden vivir la experiencia de abrir los brazos y el corazón para acoger a los demás como hizo Jesús. El corazón de un niño no tiene fronteras, y están especialmente abiertos a iniciar relaciones de amistad con otros niños, independientemente del color de piel o de su raza. Urge ayudarles, a la vez, a superar cualquier barrera que pudiera entorpecer la acogida de aquellos que tengan cualquier limitación. 

Por ello, los niños de Europa (un continente abierto siempre a la misión, que acogió desde el comienzo el Evangelio y formó una cultura cristiana basada en la acogida, el bien, la paz y la verdad, y que por ello fue faro de civilización, pero que se encuentra hoy ante la honda crisis del rechazo de esta fe que la hizo grande. Nuestro lema de este año es un grito, como el de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, que han pedido a Europa no abandonar su ser más íntimo, la fe en Jesucristo. Dijo Benedicto XVI en Santiago de Compostela: “Es necesario que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa. Europa ha de abrirse a Dios, salir a su encuentro sin miedo, trabajar con su gracia…”) educados en la fe son hoy la esperanza para que este continente no pierda el amor a Jesucristo. Son ellos los que, tras este hermoso camino de búsqueda, encuentro y seguimiento de Jesús, podrán ser, ya hoy, los pequeños misioneros de sus ambientes, de los otros niños que no han conocido a Jesucristo, y en el mañana, los misioneros que lleven la fe a los no cristianos, allí donde estos se encuentren. 

Confiamos en que nuestros niños, iniciados a la vida cristiana, puedan ser para las próximas generaciones esas personas de fe que ayuden a la travesía del desierto y que son tan necesarias: “Personas de fe que, con su propia vida, indiquen el camino hacia la Tierra y mantengan viva la esperanza. 

Hoy más que nunca evangelizar quiere decir dar testimonio de una vida nueva, trasformada por Dios, y así indicar el camino” (homilía de inauguración del Año de la Fe, 11 de octubre de 2012). 

Es lo que encomendamos a nuestros niños, para el bien y el futuro de la fe de Europa. 

Obras Misionales Pontificias quiere suscitar en los niños -¡y en los mayores!- de Europa, el deseo de compartir con otros niños, mediante la oración y la ayuda económica, la alegría de ser “misioneros” de Jesús. Y colaborar con otros niños de Infancia Misionera para, entre todos, ayudar a aquellos que más lo necesitan en cualquier parte del mundo. 

Que nosotros, los europeos, seamos capaces de acoger a los de otros continentes como lo hizo Jesús. 

José María Rodríguez
Delegado de Misiones y O.M.P