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jueves, 13 de abril de 2017

MIREMOS AL CRUCIFICADO Y TODO SE LLENARÁ DE LUZ Mensaje de monseñor Mazuelos para el Triduo Pascual

Conviene que vivamos la Semana Santa con ojos nuevos, no es bueno que nos acostumbremos ni que perdamos la capacidad de sorpresa. En estos días, Dios quiere enseñarnos como se ama de verdad.
En el Triduo Pascual acompañaremos a Jesús hasta el monte, desde allí podremos mirar al Crucificado y recibir la atracción poderosa del amor de Dios que se entrega por nosotros. En el Calvario descubrimos el corazón de la humanidad y el punto de anclaje de nuestra estabilidad. Cristo, puesto en alto, desde el trono de la Cruz, absorbe el veneno del pecado que estaba incrustado en nuestros corazones y hace de nosotros “hombres nuevos”.
Desde el Calvario observamos aquella última cena de una forma nueva. En ella resplandece primeramente una maravillosa suavidad y dulzura de Cristo, que quiso sentarse a una mesa con aquellos hombres débiles y limitados, sin excluir al traidor que lo había de vender. Resplandece también una espantosa humildad, cuando el Rey de la gloria se levantó de la mesa, y ceñido con un lienzo a manera de siervo, echó agua en un baño, y postrado en tierra, comenzó a lavar los pies de los discípulos, incluido Judas, que ya lo había vendido. Resplandece sobre todo esto una inmensa liberalidad y magnificencia de este Señor, cuando a aquellos primeros sacerdotes, y en aquellos a toda la Iglesia, dio su sacratísimo cuerpo en manjar, y su sangre en bebida: para que lo que había de ser el día siguiente sacrificio y precio inestimable del mundo, fuese nuestro alimento cotidiano.
El Viernes Santo, la liturgia de la Iglesia nos introduce en el misterio de la Cruz, expresión suprema de la entrega amorosa de Dios que llega hasta la donación de su propia vida. En el madero, el poder de Dios se torna debilidad y amor. El verdadero amor no domina, es entrega callada, sacrificada, manos abiertas y traspasadas. Desde la Cruz, la sabiduría de Dios es para muchos necedad, porque es búsqueda de los últimos, de los pequeños y perdidos. En ella entendemos que los caminos de Dios no son nuestros caminos. Dios nos confunde: calla el Dios de los filósofos y se manifiesta el Padre de Nuestro Señor Jesucristo que quiso amar a los hombres en el abrazo de su Hijo crucificado por amor. Cristo crucificado es el gran signo del amor de Dios que ofrece su perdón y reconciliación a todos los hombres.
Al alba del tercer día, la cruz de Cristo, hasta entonces instrumento de muerte y escarnio, reventó en vida y en resurrección. El amor siempre es luz y vida. Y el árbol de la cruz floreció hasta la eternidad. La Resurrección es el misterio que lo resume todo: “si Cristo no ha resucitado vuestra fe no tiene sentido, seguís estando en vuestros pecados…. Pero Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto (1ª Cor 15, 17-20).
Tras la Resurrección, la cruz es el camino para adentrarnos en las entrañas de Dios. En ella brilla la misericordia, el perdón la generosidad sin límites. En la cruz Cristo nos invita a retornad a Dios, a no tener miedo, pues es un Dios que devuelve bien por mal.
La Cruz de Cristo es gloriosa. El crucificado es el Resucitado. Es el trono desde el cual el Hijo del hombre reina como vencedor del pecado y de la muerte. El amor de Cristo vence sobre todos los odios, rencores, venganzas y crímenes de los hombres. Es un amor que sana, libera, purifica, rescata y pacifica. Es un amor humano y divino capaz de elevarnos con Él a lo más alto de la gloria
La resurrección subraya el Papa Francisco, es una fuerza imparable, entraña una explosión de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. En medio de la oscuridad siempre brota algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto abundantísimo.
Os invito a actualizar y descansar en ese misterio inefable de amor que está en el origen del acontecimiento único que conmemoramos en estos días: "Porque tanto ha amado Dios al mundo, que le ha dado a su Hijo unigénito" (Jn 3,16). Vivamos, a través de la celebración litúrgica del Triduo Santo nuestra participación en el Misterio Pascual y llevemos allí los dolores y alegrías de nuestra vida, de la Iglesia y del mundo. Toda la Pasión del Señor es manifestación del amor de Dios por nosotros hecho visible en Cristo su Hijo. Renovemos nuestro bautismo, compartamos la victoria de Cristo Resucitado en la Eucaristía y gocemos con María, Madre de la Iglesia, la luz y la alegría que irradia el rostro esplendoroso del Resucitado. 
¡Feliz Pascua de Resurrección!

sábado, 19 de marzo de 2011

Una Cruz, un Icono y unos días históricos

Desde hace meses, un enorme equipo de personas lleva preparando estos días. Al frente, el obispo diocesano, D. José Mazuelos Pérez y con él, sobre todo, muchísimos jóvenes entusiasmados con el acontecimiento que la Diócesis de Asidonia-Jerez se prepara a vivir en esta semana del 20 al 25 de Marzo de 2011, una semana histórica para la Iglesia Asidonense.

Son más de cuatrocientos los voluntarios que están colaborando en todas las tareas de organización de la JMJ en la diócesis, llevando a cabo las más diversas tareas: música, información, diseño, logística, preparación de la acogida de jóvenes peregrinos y de la peregrinación a Madrid en Agosto..., todas las tareas, desde las más complejas hasta las más sencillas, son imprescindibles en este año en que el Papa Benedicto XVI tiene una cita con jóvenes de todo el mundo en Madrid.

El coro juvenil diocesano creado para la JMJ es símbolo de lo que este evento está suponiendo. Dirigido por D. Ángel Hortas, lo forman casi un centenar de jóvenes de distintas edades y procedencias; son jóvenes de las Comunidades Neocatecumenales, del Movimiento Scout Católico, de un colegio salesiano y de distintas parroquias de la diócesis, vienen de El Puerto, Rota, Jerez, Chipiona, Arcos... y unen sus voces en alabanza a Dios, con una sola fe, pero con un amplio repertorio. Actuaron ya en la Catedral, el Día de la Inmaculada, y se preparan ahora para las grandes celebraciones de esta semana.

El Papa Juan Pablo II entregó a los jóvenes del mundo, allá por el año 1984, una Cruz de madera, como símbolo que identifica las Jornadas Mundiales de la Juventud. Esa Cruz ha recorrido desde entonces los cinco continentes, llevada de mano en mano por los jóvenes que ante ella han rezado, se han emocionado y en la que han dejado ilusiones y lágrimas, oraciones, abrazos y besos. Junto a ella, viaja siempre el icono que Benedicto XVI entregó a los jóvenes en Colonia, poniendo a la Virgen siempre al pie de la cruz, y como protectora de los jóvenes del mundo “llamados, como el apóstol san Juan, a acogerla en su vida”.

Estos dos signos sencillos llegan sobre una carabela, navegando por el Guadalquivir, y desembarcarán este domingo, 20 de marzo, en Sanlúcar de Barrameda, en medio de la mayor pleamar que se recuerda desde el último siglo y que según quienes coordinan el evento es un signo de la “marea de gracia que la Cruz y el Icono traen hasta nosotros, una marea que desborda nuestras expectativas y supera nuestras esperanzas”. El recibimiento en Sanlúcar será el primer gran encuentro festivo. Allí, junto al mar, jóvenes y mayores, familias y consagrados, han sido convocados para la celebración de la Eucaristía, presidida por el Obispo diocesano, para tomar el relevo de la Archidiócesis de Sevilla, donde la cruz ha peregrinado en la última semana.

A partir de ahí, durante cinco días, la Cruz y el Icono de María recorrerán toda la geografía diocesana. Un amplio grupo de voluntarios se encargan de coordinar su recorrido por la sierra, la costa y la ciudad de Jerez.

La cruz y el icono visitarán algunos de los lugares más significativos de la diócesis: la Catedral de Nuestro Señor San Salvador donde toda la diócesis celebrará la Eucaristía unidos en torno al Obispo; los santuarios marianos de Regla y de las Montañas, las Basílicas de la Caridad y de la Merced, la Prioral de Ntra. Sra. de los Milagros en El Puerto y la Iglesia de la O en Rota, el Santuario de San Juan Grande y la Cartuja de la Defensión, donde las Hermanas de Belén velarán como cada noche, pero esta vez, de manera única, ante la Cruz y el Icono de la Virgen, que recorren el mundo entero y que descansarán esa noche escuchando sus voces.

Pero no sólo recorrerá estos lugares emblemáticos, también visitará colegios religiosos e institutos públicos. La Plaza de San Andrés se vestirá con los colores de los scouts, que custodiarán a la cruz como la mejor de las banderas. Niños y jóvenes de la sierra tienen previstas catequesis y rezos en una improvisada pequeña romería “fuera de temporada” en la Ermita de la Virgen de las Montañas. Y muchos cargarán con la Cruz y el Icono por las calles y plazas llevándolos sobre sus hombros, haciéndose eco del encargo que Juan Pablo II hizo a los jóvenes: “Llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús a la humanidad y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención”.

El programa de la visita incluye también una atención especial a las distintas vocaciones de la Iglesia. Las familias se reunirán para una celebración por la vida y distintas generaciones, abuelos, padres e hijos uniendo sus fuerzas, serán los encargados de llevar la cruz hasta la Catedral.

Las hermandades, siempre en la plaza, donde ofrecen a la vista de todos el testimonio de su fe, convertirán las calles en la Via-Crucis, donde, al modo andaluz, la Cruz se hará presente en cada una de las ciudades que visitará.

La Cruz pasará también una noche en el Seminario Diocesano que este año celebra sus veinticinco años (junto a la ella, algunos seminaristas serán instituidos acólitos, y un nuevo diácono, D. Pablo Gómez Mateos, estrenará su ministerio, tras su ordenación el día de San José). También se celebrará un encuentro de los sacerdotes y religiosos, que como cualquier cristiano necesitan dejar en la Cruz y bajo el manto de María todas sus preocupaciones y esperanzas (y por cierto, en Sanlúcar, una Hermana de la Cruz -esperemos que nos perdone la indiscreción- cumplirá cien años, cien, el mismo día en que “la Cruz del Papa” llegará a su puerta... merece la pena contar los regalos, tan sencillos como grandes, que a veces Dios hace a los suyos).

Emotivo será sin duda el encuentro en intimidad de todas las monjas contemplativas, que por unas pocas horas cambiarán los muros de sus monasterios para unirse tras las rejas de la Iglesia de las Reparadoras en una oración común. Allí, todos los monasterios unidos ante la Cruz y la Virgen, rezarán seguro por todos nosotros.

Pero sobre todo, la Cruz se acercará a los lugares de mayor sufrimiento, quiere así iluminar el dolor de los enfermos en los hospitales; llenar de esperanza la soledad de los ancianos en sus residencias; acompañar en su faena a la gente del mar, cuando desde un barco pesquero se despida de la diócesis camino de Cádiz el día 25.

La cruz será el Tesoro de los pobres, de tantos que sufren la crisis económica actual y que tendrán su momento privilegiado para poder acercarse a la Cruz de Cristo, junto a Santa Ángela y a la Beata Madre María de la Purísima en Jerez. Los pobres, los más pobres, podrán acercarse como ningún otro a la Cruz y a la Madre, rezarán, renovarán sus esperanzas... y tal vez todos aprendamos a compartir algo más, y a comprometeros a luchar por la justicia, y a combatir la pobreza en esta misma semana en la que Cáritas Diocesana celebra su IV Semana de la Pobreza, preguntándonos a todos: “¿Qué mundo estamos construyendo?”. Todo un signo.

Meses preparando esta semana, cientos de jóvenes metidos en esta refriega. Un proyecto ambicioso, pero siempre a nivel de calle, pues se mueve a pie por la ciudad y el pueblo. Tal vez pasará pronto y rápido, pero seguro que dejará huella en todos los que participarán de sus actividades.

Seguro que por muchos años se recordará el paso de una sencilla Cruz y de un simple icono de la Virgen, desde el segundo domingo de Cuaresma hasta el día de la Encarnación... y al recordarlo, muchos podrán decir “yo estuve allí”.

Lorenzo Morant Pons

jueves, 25 de septiembre de 2008

CON LOS 'PENSAMIENTOS' DE DON RAFAEL

Joaquín Gálvez Borrego, presbítero

No solemos seguir las instrucciones que figuran en los prospectos de las medicinas: "Lea todo el prospecto detenidamente". Aquí viene bien la prisa del lector para comenzar a disfrutar de su gracia curativa. Es lo verdaderamente aquilatado. ¡Cuánta riqueza de espíritu y vida! ¡Qué gran maestro espiritual aflora!

Pero vaya usted detenidamente. Entienda cada pensamiento como un aforismo, con un estilo muy sapiencial. No más de uno al día, y masticarlo hasta asimilarlo, convirtiéndolo en propia vida. Y, por favor, no los deje al alcance de cualquiera. Tienen contraindicaciones. Hacen pensar y rezar, hacen cambiar. Piden unión trinitaria, deseo de agradar al Padre en todo, imitación de Cristo, aceptación del magisterio y guía del Espíritu Santo.

Estamos ante unas anotaciones o pensamientos de carácter muy confidencial, personal e íntimo. Son notas que nunca pensó don Rafael Bellido Caro, que conocerían la luz tal como hoy nos las hemos encontrado. No están todos sus pensamientos, pero suyos son todos los escritos que aquí están.

Algunos más originales, otros más poéticos, todos vertebradores de su rica formación y espiritualidad perenne. Tienen un gran valor sapiencial y humano. Son otro punto de vista para reconocer a don Rafael, incluso aquellos que más lo trataron. Entendemos con estos escritos en la mano muchas de sus actitudes y silencios.

Muchas recomendaciones apuntan a una maduración muy personal y un progreso muy grande en la vida contemplativa y en el seguimiento de Cristo.

Son una radiografía del misterio de Cristo y del camino de la verdad, hecho nervio de una espiritualidad cristiana muy recia.

Son avisos espirituales que iban llenando su corazón místicamente. Son expresión agradecida de los regalos con que le colmaba el Señor.

Son consejos dados o recibidos alguna vez y hechos deseo y memoria en la oración más personal y sacerdotal.

Son como recordatorios de máximas que daban vigor y estructura a su gran fe y alegre espiritualidad episcopal.

Son una muestra de que toda Escritura es provechosa para que el hombre de Dios esté “en forma”, equipado para toda clase de obras buenas (2 Tim 3, 16-17).

Son un catálogo o repertorio de lo que escuchaba por dentro y presentaba como mensajero, dejándolo translucir. Muchas veces parece recibir el mensaje “desde fuera” y ser él solo un receptor único que escucha atentamente; otras aconseja o propone el estilo de vida como padre espiritual a alguien; en otras ocasiones se recuerda a sí mismo con gran sabiduría cristiana el estilo de su actuación en momentos o lugares determinados…

La lectura y meditación de estos pensamientos nos hará mucho bien. No solo nos acercaremos a la profunda humanidad cristiana de don Rafael sino que en ellos encontramos su magisterio aún vivo, la fuerza de este hombre de Dios para que seamos más cristianos y mejores seguidores del Señor en el camino de cada día.

Buen provecho.