viernes, 9 de octubre de 2009

MONSEÑOR MAZUELOS TRAZA EL BOCETO DE LAICIDAD POSITIVA QUE POSTULA EN LAS RELACIONES CON LOS PODERES PÚBLICOS

El obispo asidonense preside las celebraciones de San Dionisio, Patrón de Jerez, con una intervención, ante la Corporación Municipal, cuajada de interés

Monseñor José Mazuelos Pérez, obispo diocesano de Asidonia-Jerez, ha aprovechado la celebración cívico-religiosa de San Dionisio, Patrón de la ciudad sede del obispado, para, a la recepción en la Santa Iglesia Catedral de San Salvador del Pendón de Jerez acompañado por la Corporación Municipal, hacer un canto a la que denominó laicidad positiva.


La propia reunión de las instancias civiles y religiosas en un acto como éste, que conmemora cada 9 de octubre el aniversario de la reconquista de la ciudad y la normalización del culto cristiano en Jerez en 1264, fue aprovechada por el pastor para abundar en los ejemplos que evidencian las posibilidades de un camino juntos por una sociedad mejor.

El tema de las relaciones Iglesia-Estado, "tan espinoso y tan amplio" como lo calificó Mazuelos, le llevó a trazar en su intervención cinco aspectos que dibujan, apoyado en el presidente francés Sarkozy y el papa Benedicto XVI como explicó, su visión de esta laicidad positiva:

· Abogó por el respeto a la historia, de modo que la laicidad nunca olvida el pasado. Parafraseó al Santo Padre señalando que "una nación que ignora la herencia ética, espiritual, religiosa de su historia comete un crimen contra su cultura, contra esa mezcla de historia, de patrimonio, de arte y de tradiciones populares que impregna tan profundamente nuestra manera de vivir y de pensar".

· Mencionó el respeto a la libertad, entendiendo que "es necesario para salvaguardar esta libertad que no se considere a las religiones como algo peligroso, sino más bien como una ventaja". Y recordó una frase del mandatario francés: "Las religiones y en particular la religión cristiana, con la que compartimos una larga historia, son patrimonios vivos de la reflexión y del pensamiento, no sólo sobre Dios, sino también sobre el hombre, sobre la sociedad y también sobre esa preocupación que hoy es central, la naturaleza".

· En tercer lugar, dijo que "la laicidad supone una defensa de la independencia del Estado". Defendió la distinción entre el ámbito político y el religioso y recordó que la Iglesia lo vivió de modo ejemplar en sus primeros siglos de vida y "aunque en la historia reciente de España se han confundido ambos campos, en honor a la verdad hay que decirle a los poderes públicos que no tengan miedo, pues la Iglesia es la primera defensora de la libertad religiosa que bien recoge en el Concilio".

· "Otro elemento importante de la laicidad positiva es la reivindicación y la posibilidad de establecer unos valores éticos" dijo añadiendo que "la laicidad positiva requiere dejar de enfrentar una moral laica y una moral religiosa; es más, supone reivindicar la necesidad de que exista también una reflexión moral inspirada en convicciones religiosas". Y recordó que "esta apertura a la ética religiosa ha sido propuesta en los últimos años por diferentes intelectuales, incluso no creyentes, como por ejemplo Habermas y Marcello Pera".

· Y cerró este recorrido por los trazos de este modelo señalando que "la laicidad positiva se caracteriza por una apuesta incondicional por el diálogo". Junto a ello, con un claro llamamiento a la tolerancia y al respeto, Monseñor Mazuelos dijo que "la laicidad positiva es una oportunidad, un aliento, una dimensión suplementaria al debate público; un aliento para las religiones, así como para todas las corrientes de pensamiento". Y sentenció aclarando que "la laicidad positiva propone un diálogo con y entre las religiones".

Así, alcanzó el obispo de Asidonia-Jerez el final de su intervención alegrándose por cuanto demuestra este acto celebrado el día de San Dionisio y abogó por la sana cooperación entre las instituciones religiosas y el Ayuntamiento, por la defensa de los derechos del hombre y la dignidad humana, la acción caritativa, el diálogo interreligioso, la formación de las inteligencias y de los corazones, la reflexión ética y filosófica.