El obispo de Asidonia-Jerez, monseñor Del Río, preside la celebración en presencia del superior general lasaliano, hermano Álvaro Rodríguez Echevarría
Monseñor Juan del Río Martín, obispo diocesano asidonense, ha presidido este mediodía la celebración pontifical que ha clausurado los actos conmemorativos del 125 aniversario de la llegada a Jerez de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. En presencia del superior general de La Salle en el mundo, el hermano Álvaro Rodríguez Echevarría, a quien previamente recibió en la Casa de la Iglesia, el pastor contó con la concelebración, en la Santa Iglesia Catedral, de los vicarios general y de pastoral, deán del Cabildo Catedral y otros sacerdotes, muchos de ellos antiguos alumnos lasalianos.
Su homilía, que comenzó parafraseando a Jesús según el evangelio de San Mateo -"Dejad que los niños se acerquen a mí"-, enmarcó sus referencias a la obra docente generada por San Juan Bautista de la Salle en tres partes que, claramente, glosaron la propia figura del fundador, así como la de aquellos que llegaba a Jerez hace un siglo y cuarto y, finalmente, formuló sus deseos de futuro en esta labor que, en la ciudad, mantiene tres colegios: La Salle-San José, La Salle-Buen Pastor y La Salle-Sagrado Corazón (Mundo Nuevo).
En éste último apartado se preguntó si ahora nos toca "¿simplemente complacernos en la obra bien hecha?". Del Río instó a toda la familia lasaliana "a trabajar como si estuviéramos al principio de la obra", "a poner energía y entusiasmo y voluntad en que las Escuelas Cristianas de Jerez funcionen de manera digna de su nombre, funcionen al gusto de San Juan Bautista de la Salle, que nos mira desde el cielo". Posteriormente expresó deseos de fidelidad en su carisma para los hermanos, a los maestros les pidió que lo fueran en cultura, vida y religiosidad y a los padres y madres "que se den cuenta que las escuelas lasalianas son un tesoro magnífico que la ciudad tiene".
La petición del obispo diocesano de la colaboración de todos en esta obra lasaliana que cumple 125 años en Jerez le llevó a recordar "aquella otra que San Pablo agradecía a Tito, Timoteo, Aquila o Priscila prestaron al gran heraldo de Cristo". Ello es lo que hizo "un grupo de animosos católicos que quisieron poner una escuela cristiana en Jerez", como recordó el pastor en memoria de aquella situación de niños sin escolarizar en la ciudad que la venida de la obra de San Juan Bautista de la Salle alivió. Entre aquellos, subrayó especialmente el papel de la familia Domecq que salió al frente de los gastos de la primera escuela, magnanimidad seguida más tarde por los herederos.
Monseñor Juan del Río Martín, obispo diocesano asidonense, ha presidido este mediodía la celebración pontifical que ha clausurado los actos conmemorativos del 125 aniversario de la llegada a Jerez de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. En presencia del superior general de La Salle en el mundo, el hermano Álvaro Rodríguez Echevarría, a quien previamente recibió en la Casa de la Iglesia, el pastor contó con la concelebración, en la Santa Iglesia Catedral, de los vicarios general y de pastoral, deán del Cabildo Catedral y otros sacerdotes, muchos de ellos antiguos alumnos lasalianos.
Su homilía, que comenzó parafraseando a Jesús según el evangelio de San Mateo -"Dejad que los niños se acerquen a mí"-, enmarcó sus referencias a la obra docente generada por San Juan Bautista de la Salle en tres partes que, claramente, glosaron la propia figura del fundador, así como la de aquellos que llegaba a Jerez hace un siglo y cuarto y, finalmente, formuló sus deseos de futuro en esta labor que, en la ciudad, mantiene tres colegios: La Salle-San José, La Salle-Buen Pastor y La Salle-Sagrado Corazón (Mundo Nuevo).
En éste último apartado se preguntó si ahora nos toca "¿simplemente complacernos en la obra bien hecha?". Del Río instó a toda la familia lasaliana "a trabajar como si estuviéramos al principio de la obra", "a poner energía y entusiasmo y voluntad en que las Escuelas Cristianas de Jerez funcionen de manera digna de su nombre, funcionen al gusto de San Juan Bautista de la Salle, que nos mira desde el cielo". Posteriormente expresó deseos de fidelidad en su carisma para los hermanos, a los maestros les pidió que lo fueran en cultura, vida y religiosidad y a los padres y madres "que se den cuenta que las escuelas lasalianas son un tesoro magnífico que la ciudad tiene".
La petición del obispo diocesano de la colaboración de todos en esta obra lasaliana que cumple 125 años en Jerez le llevó a recordar "aquella otra que San Pablo agradecía a Tito, Timoteo, Aquila o Priscila prestaron al gran heraldo de Cristo". Ello es lo que hizo "un grupo de animosos católicos que quisieron poner una escuela cristiana en Jerez", como recordó el pastor en memoria de aquella situación de niños sin escolarizar en la ciudad que la venida de la obra de San Juan Bautista de la Salle alivió. Entre aquellos, subrayó especialmente el papel de la familia Domecq que salió al frente de los gastos de la primera escuela, magnanimidad seguida más tarde por los herederos.