Jerez de la Frontera, 8 de diciembre de 2012
Queridos
sacerdotes, diáconos y feligreses,
En este Año de la Fe en el que la Iglesia entera conmemora los Cincuenta
Años de la Inauguración del Concilio Vaticano II, en nuestra Diócesis queremos
celebrar uno de los frutos de este gran Concilio, se trata de la instauración
del Diaconado Permanente hace veinte años.
El Concilio Vaticano II hizo un gran esfuerzo
para volver a los orígenes de la Iglesia y retomar algunas instituciones que se
habían debilitado con el paso del tiempo, de este modo han resurgido en los
últimos años diversos carismas y ministerios, entre los que destaca el
diaconado permanente, que han supuesto una gran bien para el pueblo de Dios.
La misión de los diáconos es imitar a Cristo
en su acción de servir, este servicio se explicita en tres grandes campos: «la
Caridad, la Evangelización y la Liturgia», pero previo a estas grandes áreas,
hay un cimiento profundo y sólido sobre el cual se apoya cualquier actividad o
servicio en la Iglesia: la identidad con Cristo que nos transforma y nos hace
capaces. A través de la imposición de manos del Obispo, el Espíritu Santo
configura al diácono de una manera especial con Jesucristo, servidor de Dios
Padre y de los hombres, y así os da la gracia para desarrollar con eficacia
vuestro ministerio, llevando a buen fin las tareas que el Obispo os encomiende.
En estas dos décadas nos hemos beneficiado
del ejercicio del ministerio diaconal en las diferentes parroquias, pero
también hemos agradecido el trabajo que habéis realizado en otros campos
apostólicos como Cáritas diocesana, Pastoral Penitenciaria, Pastoral de la
Salud, Pastoral de Exequias, Pastoral Social, Catequesis, Tribunal
Eclesiástico, Instituto Teológico, etc.
En este Año de la Fe, quiero unirme al papa
Benedicto XVI para recordar a todos cual es nuestra misión como Iglesia:
evangelizar un mundo que está enfermo porque sufre una grave “crisis de fe” y
llevarlo a Jesucristo, el único Médico que puede sanarlo. En nuestros tiempos
se nos abren nuevos retos que hemos de afrontar con entusiasmo, para ello
quiero contar con toda la riqueza de
carismas y ministerios que Dios nos ha regalado, por eso quiero animaros de
forma especial a vosotros, diáconos permanentes, a que sigáis desarrollando
vuestro ministerio con fidelidad, dedicación y alegría.
Quiero manifestar en nombre de toda la
Iglesia de Asidonia-Jerez, el agradecimiento por vuestro trabajo perseverante y
a veces oculto a los ojos del mundo, pero que nuestro Señor sabe apreciar.
Quiero también tener un recuerdo muy especial para los diáconos Antonio Delgado
Martínez y Enrique Rodríguez Salas que han partido ya a la casa del Padre. No
quiero olvidar a vuestras esposas y a vuestros hijos que, de alguna manera,
participan en vuestro ministerio sosteniéndoos con su palabra y con su oración.
¡Ánimo!, que la mies es mucha y los obreros
son pocos, pero seguro que contando con la intercesión del diácono San Esteban
y de María Inmaculada, patrona de la Diócesis, podréis continuar desarrollando
este hermoso ministerio al que os llamó el Señor y la Iglesia os ha
encomendado.
Por último, deseo haceros partícipes e
invitaros a todos, sacerdotes y feligreses, a la celebración Eucarística en la
Fiesta del diácono San Esteban, el próximo día
26 a las
19.30 h. en la Santa Iglesia Catedral. Queremos, junto con la Delegación
del Diaconado Permanente, darle este año un realce especial a esta Eucaristía
por el doble motivo del veinte aniversario y la celebración del «Año de la Fe.»
Recibid un saludo cordial de vuestro Obispo y
mi bendición apostólica para vosotros, vuestras familias y comunidades.
+ José Mazuelos Pérez
Obispo de Asidonia-Jerez