Monseñor Mazuelos, el obispo diocesano, fundamenta el sentido del ciclo tras la JMJ, la Verbum Domini y la creación del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización
La Diócesis de Asidonia-Jerez ha iniciado hoy su Semana de Teología que, en la vigésimo segunda edición de esta cita formativa dirigida tanto a ordenados y personas de vida consagrada como laicos, se celebra hasta el jueves próximo en el Auditorio Juan Pablo II de la Casa de la Iglesia bajo el lema ‘Ay de mí si no predicara el Evangelio’, cita de la primera carta de San Pablo a los Corintios.
Monseñor José Mazuelos, el pastor diocesano, ha abierto esta primera jornada enmarcando el interés especial de abordar en estos momentos el tema de la Nueva Evangelización, genérico en el ciclo de este año, tras la Jornada Mundial de la Juventud, la aparición de la exhortación apostólica Verbum Domini y la creación del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
El doctor en Teología Dogmática y profesor de San Dámaso en Madrid Eduardo Toraño López, ha ofrecido la primera de las cuatro ponencias previstas. ‘Los nuevos movimientos y la Nueva Evangelización’ es el título desarrollado y el conferenciante lo ha desarrollado desde la convicción de que se ha elegido el tema “en comunión con el sentido en que Benedicto XVI dirige a la Iglesia”.
Toraño partió del relato evangélico de Pentecostés para, reconociendo que “lo de siempre no suscita inquietud pero es posible que sí aburrimiento” así como que estamos hablando de “una revolución que a veces no todos están dispuestos a acoger”, subrayar que “el Espíritu Santo abre nuevas perspectivas”. Encontró en el viento que envuelve en la escena a la primera comunidad el primer movimiento.
“Pentecostés no es un hecho del pasado, sino del presente”, enfatizó el ponente haciendo historia desde el Concilio Vaticano II, que es desde donde nacen “las realidades eclesiales que llamamos movimientos”. De cómo Juan XXIII pedía entonces “renueva en nuestra época los prodigios como un nuevo Pentecostés” o Pablo VI señalaba que “la Iglesia tiene que ser un permanente Pentecostés” dio cuenta con numerosas citas.
Y al llegar a Benedicto XVI, abundó en sus referencias al “invierno de la Iglesia” y la necesidad de una nueva “primavera pentecostal”, ya referida antes de su pontificado y desde la posición teológica que lo tenía como importante referente siendo aún cardenal. En ese sentido tuvo en cuenta, por ejemplo, que “la intensa vida de oración de estos movimientos no implican intimismo sino catolicidad total e indivisa”.
Recordó que, como en Pentecostés, el Espíritu actúa en el nacimiento de ellos promoviendo el carisma de una persona que lo encabeza, actuando concretamente en la comunidad naciente, promoviendo una vivencia radical del Evangelio y contemplando una importante comunión eclesial. De este modo, y acudiendo al pensamiento de Ratzinger, los diferenció a los movimientos de las meras corrientes o iniciativas.
Mencionó algunos de ellos como la Renovación Carismática, el Camino Neocatecumenal, Focolares o Cursillos de Cristiandad. Junto a ellos la Diócesis también cuenta con Adoración Nocturna, Apostolado de la Oración, Asociación Católica de Propagandistas, Obras de Jesús, Talleres de Oración y Vida, Siervos de Jesús, Equipos de Ntra. Sra., Christifideles Laici, Divina Misericordia, Nueva Evangelización o Scouts Católicos.
La XXIII Semana de Teología, que contempla sesiones a las 10,30 horas para sacerdotes, religiosos y diáconos y a las 20 horas para seglares, contempla para mañana martes, en el auditorio de la Casa de la Iglesia (Arroyo, 50), la ponencia ‘El hombre nuevo para la Nueva Evangelización’, a cargo de Gaspar Hernández Peludo, doctor en Teología Dogmática y profesor de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca.