Estimado/a amigo/a:
Desde hace
unos años la Jornada misionera de Vocaciones
Nativas, organizada por la Obra Pontificia San Pedro Apóstol de las OMP, se
celebra el IV Domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor, coincidiendo con la
Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.
Está siendo
una bonita experiencia de trabajo conjunto entre cuatro instituciones de la
Iglesia: la Comisión Episcopal de
Seminarios y Universidades, que atiende el discernimiento y acompañamiento
de las vocaciones al sacerdocio, el Área de la Pastoral Juvenil Vocacional de CONFER, cuyo objetivo fundamental son
las vocaciones a la vida consagrada, la Conferencia
Española de Institutos Seculares que nos recuerda que los seglares en su
vida ordinaria están llamados a entregar el corazón y la vida por el Señor y la
Obra Pontificia San Pedro Apóstol,
que ha recibido en encargo de la formación y el sostenimiento de Seminarios y
Noviciados en los Territorios de misión.
Con el fin
de unir objetivos y estrategias pastorales, hemos acordado proponer este año
para esta Jornada vocacional, 12 de mayo,
el lema “Di sí al sueño de Dios”. Queremos así presentar a los jóvenes
que Dios tiene un plan precioso para ellos, para cada uno de ellos. Además, en
los Territorios de misión donde las llamadas vocaciones nativas son tan
numerosas, a los dos requisitos anteriores hay que sumar nuestra
responsabilidad de ayudarles con la oración y la limosna.
Las cuatro
instituciones hemos consensuado el mismo cartel junto con la estampa oracional,
así como un vídeo para las redes sociales (puedes encontrarlos en la página web
de las OMP, a excepción del vídeo, que se subirá cuando esté disponible).
También podrás encontrar la revista Illuminare y otros recursos para conocer
más a fondo las necesidades de las vocaciones nativas.
Os
agradezco cualquier gesto informativo para que esta Jornada sea conocida y
difundida por los Medios de Comunicación. Creo que en vuestras manos están los
más eficaces recursos para despertar en los jóvenes la necesidad de “responder”
a la llamada.
Recibid un cordial saludo en el Señor.