miércoles, 1 de mayo de 2019

'Iglesia por el trabajo decente' urge priorizar a las personas para descartar la indecente precariedad

Con motivo del día 1 de mayo, Cáritas junto a las demás entidades promotoras de la iniciativa “Iglesia por el Trabajo Decente” denuncian el impacto que la precariedad tiene en la juventud abocada a unas condiciones de pobreza crónica, en las familias que no pueden garantizar sus necesidades básicas y en los mayores que perciben unas pensiones indignas

Jerez, 30 de abril de 2019. Ante la celebración del 1º de Mayo, Cáritas junto a las demás entidades promotoras de la iniciativa “Iglesia por el Trabajo Decente” (Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica (JEC) y Juventud Obrera Cristiana (JOC)) unen sus voces, por segundo año consecutivo, para reclamar la erradicación de “la lacra de la precariedad laboral que caracteriza el actual sistema de relaciones labores y que lesiona los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias”.
Las entidades de la Iglesia denuncian los graves efectos que la precariedad laboral está teniendo en “la juventud hundida en una pobreza crónica que les imposibilita un proyecto de vida”, en las “familias cuyas necesidades básicas quedan sin asegurar o sin cubrir, como son el techo, luz, comida, ropa o medicamentos” y en las “personas mayores que sufren una vejez sin calidad a causa de unas pensiones indignas”.
Además de subrayar que “el trabajo es esencial para la vida de las personas porque ayuda a construir nuestra humanidad”, las organizaciones exigen “a políticos, gobernantes y poderes económicos unos derechos que son básicos para la construcción de una sociedad cuyo sentido y función sirvan al bien común”. Para ello proponen, recogiendo uno de los focos señalados por la Organización Internacional del Trabajo con motivo de la celebración del centenario, “un programa centrado en las personas y basado en la inversión en las capacidades de los individuos, las instituciones laborales y en el trabajo decente y sostenible”.
Esta indecente precariedad se ve reflejada en cifras como los 3 millones de personas paradas y sin posibilidad de trabajar (EPA 2018) que hay en España. En cuanto a la calidad del empleo, cabe destacar que la tasa de temporalidad asciende al 26,86% (EPA) y el trabajo a tiempo parcial alcanza el 58%. De hecho, el 26,6 % de la población está en riesgo de pobreza y/o exclusión social y el 14,1% de las personas ocupadas son personas trabajadoras pobres (Informe AROPE, EAPN, 2018).
Ante esta realidad, y con objeto de transformar estas condiciones de quiebra de derechos y de dignidad, las entidades de Iglesia por el Trabajo Decente insisten en la necesidad de situar a la persona en el centro de la vida política, de las relaciones laborales y del trabajo, a fin de abordar la indecente precariedad que descarta a millones de personas del acceso a un trabajo decente. También reclaman que se promuevan unas condiciones laborales que garanticen la integridad física y psíquica de la persona, y su protección social, para que no haya ni una persona muerta más por accidente de trabajo. Finalmente demandan que se reconozca social y jurídicamente el trabajo de cuidados, basado en un planteamiento nuevo de políticas sociales, de género y educativas que facilite una prestación de los cuidados compartida por hombres y mujeres.