· Para Manos Unidas, el hambre es una realidad
multicausal provocada, entre otras cosas, por la mercantilización de alimentos,
la insostenibilidad social y medioambiental de la producción y la pérdida y el
desperdicio de alimentos.
· Para tratar sobre la cuestión del hambre y,
concretamente, sobre el Derecho a la Alimentación en África, Manos Unidas
organiza del 27 al 31 de octubre en Dakar un Encuentro Internacional en el que
participarán representantes de las organizaciones locales con las que trabaja
en seis países.
El 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, y al día
siguiente, el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza; dos fechas clave que deben llevarnos a reflexionar sobre la injusticia y
la privación de derechos que viven los 821 millones de personas que siguen
pasando hambre en el mundo.
Según Waldo Fernández, del
departamento de Estudios y Documentación de Manos Unidas, “la humanidad tiene hoy capacidad de producir alimentos más que de
sobra para los casi 7.500 millones de habitantes del planeta. Por eso, es más
inaceptable que nunca el hecho de que, en un mundo que ha alcanzado asombrosos
niveles de crecimiento económico, medios tecnológicos y recursos financieros,
haya cientos de millones de personas que viven en la extrema pobreza y padezcan
su peor expresión: el hambre”.
Según el último informe de
la FAO, el número de personas que padecen hambre en el mundo es de 821 millones.
Esta cifra equivale al 11% de los habitantes del planeta o a la suma de todos
los habitantes de Europa y Estados Unidos.
El hambre es una realidad
compleja que no tiene una única causa, sino múltiples. Entre ellas cabe
destacar las de orden macroeconómico y político, pero también otras que aluden
a comportamientos particulares en los países desarrollados. La mercantilización
de los alimentos, la insostenibilidad social y medioambiental de la producción
a gran escala y la pérdida y el desperdicio de alimentos tienen mucho que ver
con el hambre en el mundo.
Por tanto, el hambre en el mundo no se debe sólo a la escasez ni
a causas de tipo natural, sino, fundamentalmente, al comportamiento humano”.