Es 1º de Mayo, Festividad de San José
Obrero, y con este acontecimiento la necesidad de hacer una reflexión en
nuestras Parroquias sobre la situación del mundo del trabajo. La Iglesia no es
ajena al mundo del trabajo, porque no es ajena a la persona ni al “Evangelio
del trabajo” (expresión utilizada por Juan Pablo II en Laborem Exercens),
inscrito en su misión.
Hoy siguen existiendo situaciones
graves que afectan al mundo de los trabajadores y trabajadoras: paro, economía
sumergida, precariedad en el empleo, explotación a las personas inmigrantes...
que llevan a mucha gente a la pobreza, a la marginación y a la exclusión
social.