El Arzobispo Castrense y Administrador Apostólico de Asidonia-Jerez ha oficiado esta tarde, en la Catedral, la misa solemne de la Sagrada Familia
Monseñor Juan del Río Martín, Arzobispo Castrense de España y Administrador Apostólico de la Diócesis de Asidonia-Jerez ha oficiado en la tarde de hoy, en la Santa Iglesia Catedral, la misa solemne de la Sagrada Familia en la que ha ponderado el papel de la que llamó primera institución natural, necesitada de un hombre y una mujer para ser creada.
A la luz de la primera lectura, el pastor insistió más en los deberes que en los derechos de cada miembro de la familia. De este modo se refirió a "los lamentables sucesos de agresividad, ofensa y violencia doméstica" así como invocó el cuarto mandamiento de la Ley de Dios. "El que no honra a sus padres no experimentará ninguna alegría de sus propios hijos".
De la segunda lectura, y en la misma consideración sobre que "con la misma medida que midas será medido", extrajo para su homilía la clave de esta medida: el amor. Y al respecto del amor entre el marido y la mujer, Del Río aclaró las palabras de San Pablo a los colosenses, en las que pide a los primeros que amen a sus mujeres y a éstas que sean sumisas, en los condicionamientos de la mentalidad de su tiempo.
"La estabilidad del matrimonio y la familia es garantía de paz y prosperidad para la sociedad" indicó el arzobispo añadiendo que "las dificultades de la Sagrada Familia que nos narra el Evangelio -la falta de posada, la emigración a Egipto, el miedo a Herodes...- nos lleva a pensar que el matrimonio y la familia nunca han estado libres de problemas, aprietos y conflictos".
Matrimonio y familia, dijo, sufren un fuerte deterioro como consecuencia de crecimiento del secularismo y la mentalidad liberal-individualista. En esta realidad enmarcó la marginación de su tarea como si fuera privada, sin responsabilidad de los esposos ni ante los hijos ni ante la sociedad en situaciones que terminan en divorcio o "las políticas de género con la propuesta de una sexualidad deshumanizada, sacada del marco de la donación y el amor".
Tampoco faltaron referencias de monseñor Del Río al papel de la familia en la educación de los hijos y la formación de las conciencias conculcada por la asignatura Educación para la Ciudadanía y "al aborto o el desprecio a los seres humanos en sus primeras etapas de desarrollo y también al final de la existencia, como hoy denunciamos precisamente los obispos de Andalucía en una nota ante el proceso de la muerte", recordó.
Culminó su alocución, ante una Catedral repleta de fieles y muchas familias completas participando de la celebración, exortando a que no falte nunca "la voz profética de la Iglesia en defensa de la verdad integral de la familia", reconociendo el trabajo que viene efectuando la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar y de Defensa de la Vida y a todos los movimientos, asociaciones, parroquias, sacerdotes, diáconos y seglares que colaboran en este trabajo.
Monseñor Juan del Río Martín, Arzobispo Castrense de España y Administrador Apostólico de la Diócesis de Asidonia-Jerez ha oficiado en la tarde de hoy, en la Santa Iglesia Catedral, la misa solemne de la Sagrada Familia en la que ha ponderado el papel de la que llamó primera institución natural, necesitada de un hombre y una mujer para ser creada.
A la luz de la primera lectura, el pastor insistió más en los deberes que en los derechos de cada miembro de la familia. De este modo se refirió a "los lamentables sucesos de agresividad, ofensa y violencia doméstica" así como invocó el cuarto mandamiento de la Ley de Dios. "El que no honra a sus padres no experimentará ninguna alegría de sus propios hijos".
De la segunda lectura, y en la misma consideración sobre que "con la misma medida que midas será medido", extrajo para su homilía la clave de esta medida: el amor. Y al respecto del amor entre el marido y la mujer, Del Río aclaró las palabras de San Pablo a los colosenses, en las que pide a los primeros que amen a sus mujeres y a éstas que sean sumisas, en los condicionamientos de la mentalidad de su tiempo.
"La estabilidad del matrimonio y la familia es garantía de paz y prosperidad para la sociedad" indicó el arzobispo añadiendo que "las dificultades de la Sagrada Familia que nos narra el Evangelio -la falta de posada, la emigración a Egipto, el miedo a Herodes...- nos lleva a pensar que el matrimonio y la familia nunca han estado libres de problemas, aprietos y conflictos".
Matrimonio y familia, dijo, sufren un fuerte deterioro como consecuencia de crecimiento del secularismo y la mentalidad liberal-individualista. En esta realidad enmarcó la marginación de su tarea como si fuera privada, sin responsabilidad de los esposos ni ante los hijos ni ante la sociedad en situaciones que terminan en divorcio o "las políticas de género con la propuesta de una sexualidad deshumanizada, sacada del marco de la donación y el amor".
Tampoco faltaron referencias de monseñor Del Río al papel de la familia en la educación de los hijos y la formación de las conciencias conculcada por la asignatura Educación para la Ciudadanía y "al aborto o el desprecio a los seres humanos en sus primeras etapas de desarrollo y también al final de la existencia, como hoy denunciamos precisamente los obispos de Andalucía en una nota ante el proceso de la muerte", recordó.
Culminó su alocución, ante una Catedral repleta de fieles y muchas familias completas participando de la celebración, exortando a que no falte nunca "la voz profética de la Iglesia en defensa de la verdad integral de la familia", reconociendo el trabajo que viene efectuando la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar y de Defensa de la Vida y a todos los movimientos, asociaciones, parroquias, sacerdotes, diáconos y seglares que colaboran en este trabajo.