jueves, 25 de septiembre de 2008

CON LOS 'PENSAMIENTOS' DE DON RAFAEL

Joaquín Gálvez Borrego, presbítero

No solemos seguir las instrucciones que figuran en los prospectos de las medicinas: "Lea todo el prospecto detenidamente". Aquí viene bien la prisa del lector para comenzar a disfrutar de su gracia curativa. Es lo verdaderamente aquilatado. ¡Cuánta riqueza de espíritu y vida! ¡Qué gran maestro espiritual aflora!

Pero vaya usted detenidamente. Entienda cada pensamiento como un aforismo, con un estilo muy sapiencial. No más de uno al día, y masticarlo hasta asimilarlo, convirtiéndolo en propia vida. Y, por favor, no los deje al alcance de cualquiera. Tienen contraindicaciones. Hacen pensar y rezar, hacen cambiar. Piden unión trinitaria, deseo de agradar al Padre en todo, imitación de Cristo, aceptación del magisterio y guía del Espíritu Santo.

Estamos ante unas anotaciones o pensamientos de carácter muy confidencial, personal e íntimo. Son notas que nunca pensó don Rafael Bellido Caro, que conocerían la luz tal como hoy nos las hemos encontrado. No están todos sus pensamientos, pero suyos son todos los escritos que aquí están.

Algunos más originales, otros más poéticos, todos vertebradores de su rica formación y espiritualidad perenne. Tienen un gran valor sapiencial y humano. Son otro punto de vista para reconocer a don Rafael, incluso aquellos que más lo trataron. Entendemos con estos escritos en la mano muchas de sus actitudes y silencios.

Muchas recomendaciones apuntan a una maduración muy personal y un progreso muy grande en la vida contemplativa y en el seguimiento de Cristo.

Son una radiografía del misterio de Cristo y del camino de la verdad, hecho nervio de una espiritualidad cristiana muy recia.

Son avisos espirituales que iban llenando su corazón místicamente. Son expresión agradecida de los regalos con que le colmaba el Señor.

Son consejos dados o recibidos alguna vez y hechos deseo y memoria en la oración más personal y sacerdotal.

Son como recordatorios de máximas que daban vigor y estructura a su gran fe y alegre espiritualidad episcopal.

Son una muestra de que toda Escritura es provechosa para que el hombre de Dios esté “en forma”, equipado para toda clase de obras buenas (2 Tim 3, 16-17).

Son un catálogo o repertorio de lo que escuchaba por dentro y presentaba como mensajero, dejándolo translucir. Muchas veces parece recibir el mensaje “desde fuera” y ser él solo un receptor único que escucha atentamente; otras aconseja o propone el estilo de vida como padre espiritual a alguien; en otras ocasiones se recuerda a sí mismo con gran sabiduría cristiana el estilo de su actuación en momentos o lugares determinados…

La lectura y meditación de estos pensamientos nos hará mucho bien. No solo nos acercaremos a la profunda humanidad cristiana de don Rafael sino que en ellos encontramos su magisterio aún vivo, la fuerza de este hombre de Dios para que seamos más cristianos y mejores seguidores del Señor en el camino de cada día.

Buen provecho.