Monseñor Rafael Bellido Caro,
primer obispo diocesano, ordenó el pasado 7 de octubre de 1992 a Juan Antonio
Villarreal Panadero, Alfonso Romero de los Santos, Enrique Paloma García y el
recordado Antonio Tinajero
Jerez, 11 de octubre de
2017.- El
7 de octubre se han cumplido 25 años de la ordenación de los primeros diáconos
permanentes en nuestra diócesis. El acto se celebró en la Catedral y fue
presidido por el entonces obispo de la misma, el recordado monseñor Rafael
Bellido Caro.
Fueron cuatro los aspirantes que, después de una intensa preparación que duró más de cinco años, recibieron ese día el sacramento del orden en el grado diaconal: Enrique Paloma, Alfonso Romero, Antonio Tinajero (+) y Juan A. Villarreal.
Se hacía presente entonces una dimensión eclesial que fue reinstaurada en el concilio Vaticano II y que ya era conocida en otras diócesis españolas como Barcelona, Madrid, Sevilla o nuestra vecina Cádiz.
Se inauguraba igualmente una nueva etapa diocesana en la que progresivamente fueron incorporándose sucesivos candidatos procedentes de diversas parroquias tanto de Jerez como de otras poblaciones y que, en su día, fueron ordenados e integraron lo que actualmente conocemos como Colegio Diaconal.
Los diáconos son ordenados para servir al Pueblo de Dios en la diaconía de la liturgia, de la palabra y de la caridad. Hay tareas eclesiales (el servicio litúrgico, la colaboración en las actividades pastorales de la parroquia, el servicio a los pobres y marginados, la atención a los emigrantes, la pastoral de la familia, la solicitud por los enfermos y ancianos, la pastoral penitenciaria…) en las que el ministerio diaconal encuentra una expresión más específica. De hecho, serán las necesidades pastorales que se vayan presentando, junto con las capacidades personales de cada diácono y sus responsabilidades familiares y laborales, las que determinarán las formas concretas del ministerio que se le encomiende.
En cualquier caso, el ministerio diaconal queda siempre vinculado a las necesidades del conjunto de la Iglesia particular, de manera que las responsabilidades pastorales del diácono pueden ser parroquiales, arciprestales o de zona y diocesanas, velando siempre para que —en el diácono casado— no quede descuidada la atención a la familia, que ha de ser el primer ámbito donde deber realizar la vocación de servicio propia del ministerio diaconal. En este sentido conviene resaltar el importantísimo papel que desarrollan las esposas, no sólo apoyando o dando su consentimiento para que la ordenación sea posible, sino siendo además una estrecha colaboradora en la misión pastoral que el diácono pueda tener encomendada.
Actualmente nuestra diócesis cuenta con 13 diáconos permanentes repartidos entre las poblaciones de Jerez, El Puerto y Rota y están en la finalización de su período de formación 7 candidatos.
Fueron cuatro los aspirantes que, después de una intensa preparación que duró más de cinco años, recibieron ese día el sacramento del orden en el grado diaconal: Enrique Paloma, Alfonso Romero, Antonio Tinajero (+) y Juan A. Villarreal.
Se hacía presente entonces una dimensión eclesial que fue reinstaurada en el concilio Vaticano II y que ya era conocida en otras diócesis españolas como Barcelona, Madrid, Sevilla o nuestra vecina Cádiz.
Se inauguraba igualmente una nueva etapa diocesana en la que progresivamente fueron incorporándose sucesivos candidatos procedentes de diversas parroquias tanto de Jerez como de otras poblaciones y que, en su día, fueron ordenados e integraron lo que actualmente conocemos como Colegio Diaconal.
Los diáconos son ordenados para servir al Pueblo de Dios en la diaconía de la liturgia, de la palabra y de la caridad. Hay tareas eclesiales (el servicio litúrgico, la colaboración en las actividades pastorales de la parroquia, el servicio a los pobres y marginados, la atención a los emigrantes, la pastoral de la familia, la solicitud por los enfermos y ancianos, la pastoral penitenciaria…) en las que el ministerio diaconal encuentra una expresión más específica. De hecho, serán las necesidades pastorales que se vayan presentando, junto con las capacidades personales de cada diácono y sus responsabilidades familiares y laborales, las que determinarán las formas concretas del ministerio que se le encomiende.
En cualquier caso, el ministerio diaconal queda siempre vinculado a las necesidades del conjunto de la Iglesia particular, de manera que las responsabilidades pastorales del diácono pueden ser parroquiales, arciprestales o de zona y diocesanas, velando siempre para que —en el diácono casado— no quede descuidada la atención a la familia, que ha de ser el primer ámbito donde deber realizar la vocación de servicio propia del ministerio diaconal. En este sentido conviene resaltar el importantísimo papel que desarrollan las esposas, no sólo apoyando o dando su consentimiento para que la ordenación sea posible, sino siendo además una estrecha colaboradora en la misión pastoral que el diácono pueda tener encomendada.
Actualmente nuestra diócesis cuenta con 13 diáconos permanentes repartidos entre las poblaciones de Jerez, El Puerto y Rota y están en la finalización de su período de formación 7 candidatos.
Juan Antonio Villarreal Panadero |
Alfonso Romero de los Santos |
Enrique Paloma García |