El analisis del Catolicismo popular según en pensamiento del Santo Padre ocupa, de la mano del Arzobispo Castrense, la última conferencia de la XXV Semana de Teología de la Diócesis de Asidonia-Jerez
Jerez, 19 de septiembre de 2014.- Monseñor Juan del Río Martín ha anarbolado el Catolicismo popular, denominación que el título de la conferencia ha dado a lo que el ponente ha llegado a llamar “la fe de la orla del manto”, para proponer la cuarta y última oportunidad que, en la XXV Semana de Teología, surgía para el acercamiento a la figura del papa Francisco.
A la atracción que supone en la Diócesis de Asidonia-Jerez, de la que fue obispo durante nueve años, la llegada del actual Arzobispo Castrense se sumaba lo llegadizo del tema propuesto y encarnado en la mente de los asistentes así como una reconocida locuacidad que permitió la presentación de los contenidos de la exhortación 'Evangelii Gaudium' que ha sido centro de este ciclo.
Quién es la personalidad, cuál la estructura de su pensamiento al respecto, dónde radica la fuerza de su mensaje y cuáles son las tareas del evangelización y renovación de la piedad popular fueron vertebrados a lo largo de una intervención cuajada de referencias a la fe vivida en familia y los testimonios de abuelos o padres para la configuración de unas convicciones sólidas.
Del papa Francisco dijo que “es un contemplativo en acción” y que “no le asusta el diálogo con nadie”. “La religiosidad popular es para él la mirada a las llagas de Cristo y a las llagas del pueblo”, dijo Del Río añadiendo que “él habla de espiritualidad popular, que está antes que los gestos de la devoción, sabiendo compartir los sufrimientos de Cristo con los propios”.
En un guiño cargado de buen humor, el Arzobispo Castrense llegó a decir para subrayar las diferencias entre los dos papas que “a Benedicto había que traducirlo para el pueblo y a Francisco hay que traducirlo para los teólogos de campanario”. Cifró en 59 las veces que aparece el término “alegría” en la 'Evangelii Gaudium' y concluyo que “cuando perdemos la alegría estamos más cerca del pecado”.
Del Río señaló los tres desafíos de la Nueva Evangelización (el individualismo, la crisis de identidad y la caída del fervor) así como concluyó con un decálogo sobre las tareas pendientes para la piedad popular. Entre ellas situó un talante más cercano de los pastores, una mayor eclesialidad de los fieles, el abandono de actitudes idolátricas, el entronque con la liturgia y la importancia de la oración y los sacramentos.