El obispo de Asidonia-Jerez ha oficiado la Eucaristía de acción de gracias que, tras el encuentro con Benedicto XVI en Madrid, ha abarrotado la Catedral
La frescura de la fe alentada en los jóvenes en la reciente Jornada Mundial de la Juventud ha abarrotado esta noche la naves de la Catedral de Jerez, que ha acogido una celebración de la Eucaristía con varios miles de participantes. Tanto los peregrinos recién llegados de Madrid (diocesanos o los que camino de sus países de origen han sido acogidos en Asidonia-Jerez) como los fieles que no han posido acudir al encuentro con Benedicto XVI se han reunido en esta acción de gracias por los frutos de la JMJ.
Monseñor José Mazuelos Pérez, obispo asidonense, ha oficiado la misa acompañado en la concelebración por medio centenar de sacerdotes. La réplica de la Cruz de los Jóvenes, que fue entregada a ellos en la vigilia celebrada en el estadio de Chapín antes de la marcha a la capital de España, ocupó lugar en el presbiterio. Y el Coro Juvenil Diocesano realizó los cantos que animaron la liturgia, dotada por otra parte de un cierto tono distendido y fresco aún en medio de la gran solemnidad que marcó su desarrollo.
El pastor se dirigió a todos, en su homilía, recordando permanentemente las celebraciones vividas con el Santo Padre y, en la memoria de su mensaje, señaló que "no hemos ido a Madrid a ver a Cristo desde fuera sino que es Él el que ha venido a tener un encuentro con nosotros". "Esta Eucaristía es la acción de gracias al Señor, que nos ha llamado a formar parte de este pueblo santo, Él que se ha hecho presente en nuestra vida sin tener asco de ninguno de nosotros, Él que ha venio a llenar nuestra vida", añadió.
Mazuelos no olvidó que estamos en "un mundo con tantas personas vacías" y dio gracias porque "hemos podido compartir nuestra fe con tantas personas, tantas realidades, tantas maravillas, saber que no estamos solos, ésa es la gran alegría que tenemos". "Hay muchos jóvenes en la botellona, con mucha música, con mucho internet pero solos y con un miedo alfuturo impresionante", insistió recordando que "nosotros no estamos solos, Dios está con nosotros". "Arraigados en Cristo y firmes en nuestra fe, hemos podido compartir con tantos jóvenes que no salen en la televisión", dijo.
"Muchos pensaban que esta barca estaba a punto de naufragar", añadió el obispo contestando a "los que creen que esta Iglesia no tiene nada que aportar al mundo". "Tenemos esa riqueza que es Cristo", apuntó sin olvidar que "en Él nos unimos tantas realidades eclesiales como se han hecho presentes". Instó a la vivencia de la fe en comunidad, evocando el mensaje de Benedicto XVI, porque "en tiempos de paganismo la fuerza de la Iglesia ha sido siempre la comunidad, estar unidos".
Señaló el relativismo como fenómeno que también se adentra en la Iglesia provocando que "haya quien interpreta el Evangelio como quiere y algunos creando opiniones sobre el Evangelio o sobre la moral de la Iglesia". "Como si el Cristianismo fuera un supermercado donde cada uno viene a recoger lo que le interesa", explicó exaltando "la fe cimentada sobre la fe de Pedro y los Apóstoles, que se encontraron con el Resucitado, a la luz del magisterio de la Iglesia".
"Le damos gracias al Señor por esta Iglesia y le damos gracia por el Santo Padre", exclamó recordando que la mente comienza a estar puesta en Río de Janeiro, próxima sede de la JMJ en apenas un par de años. Por ello animó a los jóvenes a que buscaran a aquellos otros que se encuentran vacíos porque "el problema no es el ateismo, el problema es la idolatría". "Y al final lo único que sacia es el amor de Dios", concluyó acercándose a los chicos y chicas presentes en la Catedral con lenguaje propio de ellos: "Espero que en esta JMJ nos hayamos podido conectar bien con el 'tuenti' del Señor".