1º de mayo, Día Internacional del Trabajo
La crisis financiera sume a millones de personas en la precariedad laboral
La crisis económica y financiera en la que nos vemos inmersos desde hace tiempo ha empezado a hacer mella de forma muy especial entre los más pobres, que son los que más sufren las consecuencias de los cierres de empresas, los despidos masivos y la falta de acceso a créditos.
Las previsiones indican que el número de desempleados podría incrementarse hasta 210 millones de personas a finales del año 2009. Del total de nuevos desempleados -entre 10 y 22 millones- serán mujeres (OIT).
Los peor parados serán los millones de empleados en trabajos precarios (entre el 50,5 por ciento y 54,7 por ciento de ellos mujeres) y aquellos que tienen que sobrevivir con menos de un dólar diario (una cifra que podría incrementarse en más de 20 millones). Las consecuencias de la crisis global repercutirán de forma más acuciante en estas personas y en sus familias. Afectarán a la educación de los más jóvenes, al acceso a los sistemas de salud y, por supuesto, incrementarán las dificultades para cubrir necesidades tan básicas como la alimentación. Los empleos mal remunerados dejan a uno de cada cinco trabajadores de países en desarrollo sumergidos en la pobreza.
En el año 2009 la campaña de Manos Unidas está centrada, en el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que persigue erradicar la pobreza extrema y el hambre. Los mismos fines por los que se empezó a batallar hace ya 50 años. Una de las maneras de lograr este objetivo es a través del empleo pleno y productivo y del trabajo decente para todos, incluyendo mujeres y jóvenes. No se puede olvidar que el trabajo es un derecho fundamental del ser humano y uno de los recursos más poderosos para generar desarrollo.
La crisis financiera sume a millones de personas en la precariedad laboral
La crisis económica y financiera en la que nos vemos inmersos desde hace tiempo ha empezado a hacer mella de forma muy especial entre los más pobres, que son los que más sufren las consecuencias de los cierres de empresas, los despidos masivos y la falta de acceso a créditos.
Las previsiones indican que el número de desempleados podría incrementarse hasta 210 millones de personas a finales del año 2009. Del total de nuevos desempleados -entre 10 y 22 millones- serán mujeres (OIT).
Los peor parados serán los millones de empleados en trabajos precarios (entre el 50,5 por ciento y 54,7 por ciento de ellos mujeres) y aquellos que tienen que sobrevivir con menos de un dólar diario (una cifra que podría incrementarse en más de 20 millones). Las consecuencias de la crisis global repercutirán de forma más acuciante en estas personas y en sus familias. Afectarán a la educación de los más jóvenes, al acceso a los sistemas de salud y, por supuesto, incrementarán las dificultades para cubrir necesidades tan básicas como la alimentación. Los empleos mal remunerados dejan a uno de cada cinco trabajadores de países en desarrollo sumergidos en la pobreza.
En el año 2009 la campaña de Manos Unidas está centrada, en el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que persigue erradicar la pobreza extrema y el hambre. Los mismos fines por los que se empezó a batallar hace ya 50 años. Una de las maneras de lograr este objetivo es a través del empleo pleno y productivo y del trabajo decente para todos, incluyendo mujeres y jóvenes. No se puede olvidar que el trabajo es un derecho fundamental del ser humano y uno de los recursos más poderosos para generar desarrollo.
Manos Unidas considera inadmisible que los que menos han tenido en tiempos de prosperidad sean los más afectados ahora en los tiempos de crisis económica y destrucción de empleo. El aumento de la precariedad está haciendo la brecha entre el Norte y el Sur cada vez mayor.